Ilustraciones francesas revelan cómo nos imaginaban cien años atrás
Trenes directos de París a Pekín, cartas fonográficas, cenas químicas, bomberos áereos y toda clase de máquinas que materializan nuestros más detallados proyectos. Ese era el panorama con el que nuestros bisabuelos nos visualizaban cien años atrás (1910).
Una serie de ilustraciones, perteneciente a la Biblioteca Nacional de Francia, grafican de manera futurista cómo el ser humano iba a tener una vida más cómoda en el nuevo milenio, teniendo a disposición toda una alta tecnología al alcance, de manera mecánica pero inteligente.
Uno de los dibujos, atribuidos a un artista de apellido Villemard, explica que a partir del año 2000 los maestros solo tendrían que poner libros en una máquina, la cual por intermedio de unos cables conectados haría llegar la información directamente a la mente de los alumnos, sin necesidad de dar cátedra alguna.
Otra de las imágenes, titulada "correspondencia cine-fono-telegráfica" ilustra lo que en la actualidad vendría a ser una comunicación vía cámara web, aunque de manera más sofisticada, permitiendo al interlocutor hablar con la otra persona por intermedio de una bocina conectada a un fonógrafo y un proyector que, de alguna manera, trasmite la apariencia desde el otro lado.
Leer el diario tampoco demandaría el "trabajoso" acto de sostener las hojas con las manos, pues el artista visualizó que en un futuro las noticias llegarían a través de un fonógrafo. Cabe señalar que para ese entonces Guillermo Marconi había construido el primer sistema de radio, aunque sin llegar a ser un medio masivo hasta varios años después.
Las mujeres hubiesen tenido un aliado en la belleza, pues cien años atrás se imaginaban máquinas provistas de múltiples brazos, encargados de maquillar, peinar y pulir manos y pies al unísono (lo que sí quedará como un misterio será si con este invento ellas habrían tardado menos tiempo).
Si bien muchas de estas ilustraciones resultan en la actualidad utópicas, llama la atención que el artista no haya variado la vestimenta de los personajes, ambientados en la 'belle epoque" francesa. Otro hecho curioso es que una de las representaciones grafica una feria, en donde se presenta a un caballo como un extraño ejemplar, posiblemente con la idea que en la actualidad éstos no serían más usados del todo como transporte.
Una serie de ilustraciones, perteneciente a la Biblioteca Nacional de Francia, grafican de manera futurista cómo el ser humano iba a tener una vida más cómoda en el nuevo milenio, teniendo a disposición toda una alta tecnología al alcance, de manera mecánica pero inteligente.
Uno de los dibujos, atribuidos a un artista de apellido Villemard, explica que a partir del año 2000 los maestros solo tendrían que poner libros en una máquina, la cual por intermedio de unos cables conectados haría llegar la información directamente a la mente de los alumnos, sin necesidad de dar cátedra alguna.
Otra de las imágenes, titulada "correspondencia cine-fono-telegráfica" ilustra lo que en la actualidad vendría a ser una comunicación vía cámara web, aunque de manera más sofisticada, permitiendo al interlocutor hablar con la otra persona por intermedio de una bocina conectada a un fonógrafo y un proyector que, de alguna manera, trasmite la apariencia desde el otro lado.
Leer el diario tampoco demandaría el "trabajoso" acto de sostener las hojas con las manos, pues el artista visualizó que en un futuro las noticias llegarían a través de un fonógrafo. Cabe señalar que para ese entonces Guillermo Marconi había construido el primer sistema de radio, aunque sin llegar a ser un medio masivo hasta varios años después.
Las mujeres hubiesen tenido un aliado en la belleza, pues cien años atrás se imaginaban máquinas provistas de múltiples brazos, encargados de maquillar, peinar y pulir manos y pies al unísono (lo que sí quedará como un misterio será si con este invento ellas habrían tardado menos tiempo).
Si bien muchas de estas ilustraciones resultan en la actualidad utópicas, llama la atención que el artista no haya variado la vestimenta de los personajes, ambientados en la 'belle epoque" francesa. Otro hecho curioso es que una de las representaciones grafica una feria, en donde se presenta a un caballo como un extraño ejemplar, posiblemente con la idea que en la actualidad éstos no serían más usados del todo como transporte.
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