Fin de la guerra en Irak
Washington D.C/Agencias.- El presidente estadounidense, Barack Obama, saludó ayer “el éxito extraordinario” de EE UU en Irak, pero llamó a aprender la lección del conflicto durante un discurso en el que rindió homenaje a los soldados, días antes del retiro de los militares estadounidenses de ese país.
Durante un discurso ante los soldados en Fort Bragg (Carolina del Norte, sureste), Obama también hizo referencia al “elevado precio” de esta guerra de casi nueve años, a la que él se opuso cuando aún no era presidente.
“Dejamos tras nuestro un Irak soberano, estable y autosuficiente, con un gobierno representativo elegido por su pueblo”, afirmó Obama, rodeado por los boinas rojas de la 82ª división aerotransportada en Carolina del Norte.
“Estamos construyendo una nueva asociación entre nuestros países y estamos poniendo fin a una guerra no con una batalla final, sino con una marcha final a casa”, agregó.
Acompañado de su esposa, Michelle, el presidente habló ante varios miles de militares reunidos en Fort Bragg, un enorme complejo de 650 kilómetros cuadrados, sede de varias unidades de fuerzas especiales y la 82a división de infantería aerotransportada, desplegadas en múltiples ocasiones en Irak desde la invasión del 2003.
“Es un éxito extraordinario, que llevó nueve años”, afirmó, al tiempo que reconoció “el duro trabajo y el sacrificio” que se necesitaron. “Esas palabras apenas describen el precio de esta guerra y el coraje de los hombres y las mujeres que lo llevaron a cabo”, subrayó.Durante un discurso ante los soldados en Fort Bragg (Carolina del Norte, sureste), Obama también hizo referencia al “elevado precio” de esta guerra de casi nueve años, a la que él se opuso cuando aún no era presidente.
“Dejamos tras nuestro un Irak soberano, estable y autosuficiente, con un gobierno representativo elegido por su pueblo”, afirmó Obama, rodeado por los boinas rojas de la 82ª división aerotransportada en Carolina del Norte.
“Estamos construyendo una nueva asociación entre nuestros países y estamos poniendo fin a una guerra no con una batalla final, sino con una marcha final a casa”, agregó.
Acompañado de su esposa, Michelle, el presidente habló ante varios miles de militares reunidos en Fort Bragg, un enorme complejo de 650 kilómetros cuadrados, sede de varias unidades de fuerzas especiales y la 82a división de infantería aerotransportada, desplegadas en múltiples ocasiones en Irak desde la invasión del 2003.
“Conocemos demasiado bien el elevado precio de esta guerra. Más de 1.5 millones de estadounidenses sirvieron en Irak. Más de 30,000 estadounidenses resultaron heridos, y se trata solo de los heridos cuyas heridas son visibles”, agregó en alusión a las secuelas psicológicas que padecen algunos veteranos.
“Cerca de 4,500 norteamericanos perdieron la vida”, recordó el presidente, “entre ellos 202 héroes caídos en el campo de honor provenientes de aquí, de Fort Bragg”, añadió. “Hoy hacemos una pausa para rezar por todas las familias que perdieron a un ser querido, porque todos son parte de nuestra gran familia estadounidense”, afirmó.
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